Es cierto que al hablar de estudios y tareas muchas personas continúan pensando en que es necesario un ambiente formal, serio y sin distracciones para que los niños, o incluso jóvenes, puedan desempeñarse de mejor manera al realizar dichas actividades; sin embargo, es importante destacar que los niños, y hasta los adultos, son más felices cuando juegan y se divierten. Los adultos ven los juegos como espacios necesarios de relajación, entretenimiento, descanso y momentos para aliviar el estrés, mientras que para los niños, el juego es una función básica.
Cuando somos pequeños, el vínculo aprendizaje-diversión es más estrecho, ya que todo lo que aprendemos lo hacemos a través de imágenes coloridas, juguetes, canciones, etc.
Tenemos contacto con una diversidad de elementos que estimulan gran parte de nuestros sentidos; es por esto que aprendemos más rápido y la comprensión de temas se facilita por la experiencia que tenemos.
En los niños, el juego activo e imaginativo ayuda a su desarrollo sensomotor y físico, incrementando habilidades de coordinación, creatividad e incluso fomenta la comunicación y lenguaje, colaboración y trabajo en equipo, además de pasar de forma automática de un estado pasivo a uno activo.
¿Qué característica debe estar presente en los juegos educativos? Es importante que el proceso vaya teniendo retos con una mayor dificultad para que no dejen de ser atractivos e interesantes. Recuerda que no es sólo un pasatiempo o entretenimiento, es un aprendizaje que permitirá vivir y aplicar distintos temas.
Mientras más materiales y recursos tenga el juego, son más los sentidos que se involucran, lo que permite expresar de mejor manera los intereses de cada participante.
Cuando se aprende jugando se observan beneficios en el desarrollo social, intelectual, físico y emocional de la persona.
Actualmente, existen diferentes lugares donde se llevan a cabo actividades lúdicas o se venden juguetes didácticos para implementar en diversos métodos de aprendizaje.
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